LOS SECRETOS DEL TÉ 


Para hacer un buen té, conviene seguir una serie de normas, para así poder saborearlo completamente.


Se calienta la tetera con agua muy caliente,pero sin llegar a hervir. Si el agua es muy calcárea, es mejor utilizar agua mineral. Se vierte el té dentro, y se tapa. El té se hinchará a causa del vapor, y emanará toda su fragancia. 



Dicen que en los viejos pucheros se hacen las mejores sopas, y lo mismo ocurre con las teteras; cuando han adquirido esa pátina característica que da el uso, el té sale mucho más sabroso. Por eso, nuca hay que lavarla con jabón... bastará con enjuagarla con agua después de cada uso.


Para reforzar el aroma del té, se añade una pizca de sal a las hojas, antes de verterlas en el agua. 
Aunque se pueda pensar que es al contrario, el té es mucho más fuerte justo nada más echar el agua a punto de hervir. Después va perdiendo gradualmente sus propiedades excitantes.

Existen en el mercado una ilimitada gama de tés perfumados, que poco tienen que ver con los clásicos como el Ceylán, Earl-grey, Darjeeling, Lapsang-Souchoung.. etc. Pero a todos estos tés se les puede perfumar añadiéndoles una cortezas de limón o naranja secas y trituradas, o una rama de vainilla cortada a trocitos. 

Si se siente cansancio o decaimiento, se puede preparar un té a la manera india: se sustituye el agua por leche, y se le añade una pizca de canela en polvo, otra de jengibre, otra de clavo molido, y bastante azúcar. Es una bebida muy reconfortante, que también va muy bien, si se tiene frío.



Las manchas de té sobre los tejidos, son complicadas de quitar, pero una forma eficaz de hacerlo es frotando la mancha con zumo de limón, o una mezcla de agua oxigenada y agua (6 dosis de agua por 1 de agua oxigenada). Para los tejidos sintéticos se mezcla alcohol y vinagre blanco a partes iguales. 

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